Indiscutiblemente que al revisar el libro de Génesis, encontramos dos constantes sumamente impresionantes.

Una de ellas es que encontramos claramente definido nuestro origen, pero también el origen de cada una de las cosas que nosotros vemos, y de las cuales no podemos más que admirar como es que han sido creadas de forma totalmente uniforme y acorde.

Pero otra de las cosas a las que Génesis nos enfrenta es precisamente a un orden estricto e inequívoco, que está respaldado no solamente por la aclaración del origen de todas las cosas, sino que también el perfecto orden en el que han sido creados, de tal forma que en el momento de su creación, armonizan cada uno de forma perfecta.

A tal grado que podemos llegar a pensar que si se altera el orden de las cosas, y se pretende ignorar su origen llegaríamos al caos total puesto que cada una de las cosas creadas están en relación a un mismo propósito, y sirven todas hacia el mismo fin. Génesis comienza mostrando el origen de las cosas creadas, y detallando los pasos en los cuales nuestra historia se ha formado.

De tal forma que en el avance del libro, se puede ver el inicio del caminar del hombre sobre la tierra, y también se pueden observar nuestros grandes errores, y los catástrofes que esos errores o desobediencias humanas han causado.

Las consecuencias que ha causado la desobediencia humana, ha alterado los funcionamientos de las cosas que fueron creadas con un propósito creativo positivo, y que muchas de ellas han sido llevadas a ser utilizadas con propósitos destructivos.

Génesis es el origen de nuestro mundo, de la vida, de las familias de la tierra, de los pueblo, del pueblo escogido, de una promesa de salvación y sobre todo esto podemos mirar nuestra propia identidad.