El Hombre una Maquina del Mal?

Todos los días en los tribunales del mundo, en cualquier idioma en cualquier color de piel, en cualquier edad, no importa el rasgo físico no importa la educación o la ignorancia, no importa el extracto social o la buena cuna, todos por igual por alguna razón u otra, la vida del hombre es el escenario del escándalo y la vergüenza, eso porque ha sido infectado por el mal del pecado, que lo lleva desde los mas bajos instintos hasta los tribunales del mundo siendo en muchos de los casos el culpable de algo de lo que nunca quiso.

Pero pensar que se juzga el acto de ofensa y no el impulso que lo llevo a la ofensa, nos pone a pensar en el HOMBRE, pobre y manipulado hombre, por que ha sido la presa mas preciada de su enemigo el diablo.

Sentado el hombre en los tribunales del mundo, indefenso de un instinto que se apodera de su corazón y de su mente, hasta el momento en el que el cuerpo lleva a su máxima expresión la ofensa por la cual a fin de cuentas es juzgado, nos lleva a pensar que nos hemos dedicado a poner precio a la ofensa; hemos olvidado y abandonado la búsqueda de aquella forma que en lugar de castigar la ofensa, evite la agravio.

Es muy fácil castigar y decir cómo hemos escuchado muchas veces ¡se lo merecía! Y en cierto sentido si nos dedicamos a mirar lo grave de la ofensa llegaremos a la conclusión de que efectivamente el castigo recibido solo es el pago por el mal efectuado; pero el HOMBRE es solo la víctima y aunque sea el agresor siempre será la victima por haber sido inducido.

El hombre es alguien que puede ser utilizado por el mal todo dependerá de la forma en la cual haya sido instruido.

Para mirar esto con claridad tenemos que recordar que el hombre nace inocente, y que todo lo que sabe lo va adquiriendo con el paso del tiempo, nadie nace siendo un asesino, pero alguien se encargara de enseñarle como puede convertirse en uno, nadie nace siendo un ladrón, pero alguien que necesite otro ladrón siempre tendrá la manera de cómo enseñarle a cometer su primer robo.

Nos podemos sentar a esperar que los tribunales juzguen al hombre por sus delitos como hasta el momento lo hemos hecho, y permitir que los gobiernos gasten más dinero en cárceles y policías que controlen el orden y pongan por separado a los hombres que no pueden ser controlados, y los pongan en lugares aislados que aparentemente no le permitan dañar a nadie antes que encontrar la manera de evitar la culpa

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